(Texto escrito originalmente escrito el 29 de Octubre del 2016)
Señor Juez:
Por medio del presente documento vengo a declarar de la manera más abierta y legal, que he cometido el crimen de DESACATO en lo que se refiera a un contrato antes firmado.
Específicamente al contrato número: 06021998, mejor conocido en los pasillos de este juzgado como "Relación abierta".
En los trámites previos al contrato se trataron todos los temas a convenir, sin embargo nunca se especificó la lista de palabras prohibidas a mencionar mientras el documento esté vigente. Sin embargo, es de conocimiento popular que dichas palabras son aquellas que utilizándolas pueden llegar a desestabilizar el valor del citado acuerdo.
He cometido pues, dentro del contexto de la lista de palabras, el crimen de mencionar el par más inocente de ellas.
He de confesar que durante uno de los encuentros con la otra parte del contrato, entre risas, besos y caricias (acciones que están totalmente permitidas según el documento), he mencionado por mi propia boca y en pleno uso de mis facultades las palabras "te quiero".
Afortunadamente, pese a ir en contra de todo lo estipulado en el contrato, la frase ha pasado sin ningún tipo de altercado, y en su defecto, percibo que fue, de alguna manera, correspondido.
Es mi deber, por lo tanto, hacer esta confesión escrita, que sirva a su vez de advertencia y motivo de privación de mi libertad, pues luego del ilícito, en lugar de mermar mis acciones en favor de continuar dentro de los límites del contrato, me he dado cuenta que se me hará absolutamente imposible seguir en el cumplimiento de las reglas que se enmarcan en ese documento.
Estoy apunto pues, de decir las palabras más fuertes de toda la lista de palabras prohibidas. Sin duda.
Adjunto las siguientes pruebas que corroboran la veracidad de mis posibles acciones:
- Corazón acelerado al extremo con solo escuchar su voz.
- Risa de idiota con cualquier tipo de demostración de afecto que venga de su parte.
- Percepción de un universo infinitamente bello dentro de sus cavidades oculares.
- Infartos controlados segundos antes de sentir sus labios.
- Imposibilidad de percibir un futuro feliz lejos de ella.
- Felicidad absoluta con el menor rose de nuestras pieles.
Pido entonces, se me castigue con todo el peso de la ley, pues de continuar en libertad, violaré las reglas del contrato una y otra vez hasta que una de las partes termine lastimada, o en su defecto, presa de un amor descabelladamente bello.
Anticipo mis agradecimientos.