No lo has hecho con mala intención.
Me enseñaste a hablar tu idioma
Aprendí a jugar contigo a pensar exactamente igual
Mientras rompíamos las reglas
Aprendimos caricias nuevas
Escapamos de la ciudad
Buscando nuestro lugar
Contigo tuve las mejores peleas
Las mas interesantes
Nunca me sentí mejor
Al tener miedo junto a alguien, como lo hice contigo
Logramos reír hasta morir
Y revivir con un beso
Entonces...
Si, soy un necio
Un caprichoso
Un inconforme
Un niño...
Pero ahora, las circunstancias me obligan, a dejar este libro de cuentos atrás.
Ahora soy un adulto. Lo somos.
Tendremos esas conversaciones maduras frente a todos, mientras que al mirarnos a los ojos esos niños querrán salir y fundirse en el abrazo mas pícaro.
Nos sentaremos en lugares diferentes, con personas diferentes, a aceptar como gente grande que ese "te amo" está implícito en el aire.
Seremos ligeramente felices, en la comodidad de nuestros mensajes secretos.
Y, como adultos, nos guardaremos ese dolor abdominal que nos producen los besos externos, ajenos, lejanos...
Así será por nuestros errores.
Mi error fue haberte soltado la mano.
Y tu error, tu único y maldito error, fue, por ese instante, en ese tiempo, hacerme feliz.
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