sábado, 9 de julio de 2011

El relojero.

La locura se hace más evidente a medida que el color de la lluvia se torna más roja...

No es culpa de nadie, tal vez de Dios.
Es el hambre, la necesidad de sentir, de saber.

Tal vez es simple curiosidad. Dicen que la curiosidad mató al gato... pues por lo visto no es lo único que puede matar.

Mis manos estaban atadas, mientras todos las usaban a gusto.
Trataba de ser alguien, mientras los demás trataban de parecer alguien.

Me cansé de leer libros con palabras estáticas, mientras las bibliotecas en las cabezas de la gente, iban de un lado a otro, desperdiciándose, hasta estropeándose en algunos casos, diría yo.

Pero cuando aprendes a leer cerebros, cuando aprendes a realizar todo lo que los demás hacen, te das cuenta, que eres alguien.

Un alguien superior a los demás, por cierto, pues ahora el mundo es tu rehén, y con tantos rehénes, puedes conseguir lo que quieras.

Aprendes a escribir tu historia con tinta roja, inolvidable.
Te haces un nombre, que todos recordarán.

¿No es eso acaso lo que todos los hombres quieren?

¿Nunca has querido sentirte especial? No me digas que no. ¡Todos lo han querido!
Pues yo también.

Es lo mismo con todos, al un dia te sientes la peor porquería, lo último en la escalera de la sociedad, la persona menos necesaria, pues, un médico o un abogado, pueden ser personas necesarias... ¿Pero un relojero? ...
Y al otro día... ¡Pum! te encuentras sentado en una silla, con varias personas en el suelo , con las manos y la ropa llenos de sangre, y una persona que te escucha atentamente, tal vez por miedo, o tal vez porque quiere alargar sus últimos momentos...

Bueno, tal vez mi caso sea un poco más complicado...
En fin... debo irme, la fiesta terminó.

¡Ah sí! Casi lo olvido.
No es nada personal...
----------------------------------------------------------------------------------------

La palabra "asesino" suena mejor que "relojero".
Para mi ¡basta!

No hay comentarios: