lunes, 3 de septiembre de 2012

Ni se dio cuenta...

Simplemente se desplomó.
No estaba enfermo, ningún dolor lo aquejaba. Simplemente, el peso de su vida se le vino encima.
La nieve comenzó a acumularse a su alrededor, al parecer hasta el frío trataba de repelerlo.
Cerró los ojos, se agarró el pecho. Los problemas comenzaron a gritarle al oído.
Apretó los párpados deseando que sus penas se esfumaran en ese colchón de concreto.
Las voces terminaron ensordeciéndolo.

...

Todo se calmó. El peso se fué.
Se dió cuenta que no había por que sentirse presionado.
Pues al abrir los ojos, se dio cuenta que ya estaba muerto.


No hay comentarios: